Hasta en los calentamientos intenta estar el mayor tiempo posible sobre la duela. Pide la pelota, tira de todas las posiciones. Estira. Vuelve a pedir el balón y procura dialogar con el staff de entrenadores. El mexicano Gustavo Ayón trata de aprender todo lo que se necesita para ser un jugador NBA lo más rápido posible. Esa es su ambición en su año de debut.

A poco más de un mes de haber tocado por primera vez una pelota de la liga más importante del planeta, el basquetbolista autocalifica su desempeño de adaptación como “bueno”. Pero resalta su etiqueta de novato, con todo lo que esto implica, y que juega al máximo para intentar sacar a los Hornets de Nueva Orleans de su racha perdedora.

El estar en el equipo con la segunda peor marca de la temporada, con 20 derrotas por sólo cuatro victorias, lo ve como una oportunidad única en lugar de ser un entorno negativo.

“No te sabría decir cómo hubiera sido llegar a un equipo de los de arriba. A lo mejor no estaría jugando. Tal vez el entrenador seguiría con sus mismos jugadores y no buscaría opciones. Cuestión que aquí no sucede porque el coach [Monty Williams] está buscando alternativas. Eso es bueno porque me busca como opción. Poco o mucho, pero me está involucrando”, resalta Ayón.

La imponente figura, de 2.06 metros de altura, suspende un rato el calentamiento previo a un juego contra San Antonio para platicar con el, sobre lo que significa ser jugador NBA.
Aunque pareciera que el idioma es su principal problema, Ayón revela que estar lejos de sus seres queridos es lo más complicado y por eso pasa su escaso tiempo libre en constantes llamadas por teléfono.

“El único detalle que veo pesado es que no estás con tu familia, que tienes muy poco tiempo para los tuyos. Ese es el único problema que veo más allá del idioma”, se sincera.

Los Hornets le pusieron una profesora de ingles personal para acelerar su aprendizaje. Las ocasiones en que juegan en casa pacta hasta cuatro clases por semana.

“No considero como un gran rival al inglés. Es algo que se va a aprender con el paso de los días. Tampoco es un adversario para mí, ni tampoco lo he visto así. Sólo es cuestión de que no lo sé. El que me diga que ha aprendido inglés en un solo mes, que me explique cómo le hizo, porque yo no lo veo nada fácil, pero tampoco imposible”, reta el mexicano, con rasgos de acento madrileño, adquirido en su paso por el club Fuenlabrada.

No habla con Nájera

Ayón, el tercer mexicano en jugar en la NBA, revela que no mantiene ninguna comunicación con Eduardo Nájera, jugador de los Bobcats de Charlotte. Incluso hasta tiene sus dudas de si le agradará al chihuahuense la situación de ser ya dos mexicanos en la liga estadounidense.

“Fíjate que no tengo contacto con él, no tengo manera de comunicarme con Lalo y no creo que él tenga forma de comunicarse conmigo. A ver si el día que nos toca jugar en contra, nos podemos saludar o platicar. A veces se especula mucho sobre eso y no sé cómo se siente en esta situación. A mí no me molesta, pero a lo mejor a él sí le incomoda”, destaca el nayarita.

Ayón agradece el seguimiento que miles de mexicanos le han dado desde su llegada a los Hornets, quienes le dejan infinidad de comentarios de apoyo en las redes sociales.

“Están al pendiente dándome ánimos y es un extra para trabajar. Una motivación. No tengo más palabras que agradecimiento”, concluyó.