Sus puños, sólidos como el concreto, llevaron al boxeo profesional a un nivel insospechado. Cassius Clay Jr. nació para hacer historia, y perdió la vida convertido en ella; se volvió el relato eterno del cuadrilátero.

Empuñando, fue siempre una amenaza, pero bajo el encordado se mostró siempre como un hombre noble, fiel a sus ideales. Su interminable pelea contra el racismo fue siempre el estandarte que portó con mayor orgullo.

Llegó al mundo el 17 de enero de 1942 en Louisville, Kentucky, pero nació como leyenda el 29 de octubre de 1960, cuando arrancó su vida pugilística a los 18 años de edad con un triunfo ingaugural sobre Tunney Hunsaker.

A partir de ahí no hubo quién le frenara. Pasó más de 10 años como gladiador invicto y acuñó la imponente marca de 31-0; fue entonces cuando apareció Joe Frazier para darle un golpe de realidad, aunque nunca tan duro como el vivido cuatro años atrás.

En mayo de 1967, a pocos días de haberse impuesto a Zora Foley, el mítico boxeador le dijo que no al llamado bélico que los Estados Unidos le extendieron para acudir a la Guerra de Vietnam; las consecuencias fueron brutales.

Le fue retirado el título mundial de los pesos pesados; suspendieron su licencia de boxeador por casi cuatro años y fue señalado públicamente como un enemigo de la nación; todo por rehusarse a disparar un arma.

Para ese entonces ya era conocido como Muhammad Ali; se unió al islamismo y cambió toda su identidad en busca de la plenitud espiritual, y tuvo que luchar contra corriente para retomar el imperio deportivo que había construido.

A su regreso, Ali demostró que le sobraba dinamita en las manos, y tras el descalabro contra Frazier, en el que es considerado uno de los mejores combates de la historia, acumuló otras 25 victorias por sólo cuatro derrotas más; las últimas dos, contra Larry Holmes y Trevor Berbick, marcarían el final.

De 1981 a 2016 han transcurrido 35 años, en los que vivió sus tragos más amargos víctima del Parkinson y más recientemente por problemas respiratorios. Ali perdió la vida a los 74 años, pero reavivó sus mejores días como un nuevo héroe que alcanza la inmortalidad.