¡Por fin!, estamos en tierras mundialistas, el segundo mundial para su servidor (el primero

Sudáfrica 2010), en el que a través de este espacio lo intentaré acercar a un lado de Brasil

diferente, no solo a los partidos, si no al día a día de algunas de las aventuras de los mexicanos que

se encuentran en tierras mundialistas.

Luego de 15 y media horas de viaje desde Ciudad Victoria, cuatro a Monterrey vía terrestre, una y

media más al Distrito Federal vía aérea y 10 a Recife, por fin estamos en Brasil.

Recife ha sido el lugar donde empezamos nuestra nueva aventura mundialista, una que inició con

una fuerte lluvia y con el Brasil que casi no se ve en la televisión, calles inundadas y la pobreza que

resalta en algunos lugares de Recife, para llegar hasta nuestro centro de operaciones, el “MSC

Divina”; tal vez ya escuchó hablar de este gran barco, un joven chiapaneco lo puso en las noticias a

nivel mundial, al saltar del piso 15 al mar, sin ser encontrado aún, algo lamentable.

El MSC Divina es un lujo de alta mar, 18 pisos, más de tres mil camarotes (habitaciones),

restaurantes, albercas ( en interior y exterior), bares, casinos, salas lounge, disco, teatro, cine,

cibercafé, mini cancha de futbol, tablero de basquetbol, área de juegos para niños, recreación para

adultos (solárium), spa , gym y tiendas. Sí, todo eso tiene este barquito.

Los costos para este lugar vienen en paquetes que incluyen los lujos del MSC Divina y de los

partidos que tiene la empresa autorizada para este Mundial, Mundomex.

De entrada un depósito para una tarjeta, ya que no se paga nada con efectivo dentro del barco,

solo algunas propinas, y es que la mayoría de las cosas vienen incluidas, con excepciones como lo

que se apuesta en el casino, algunos restaurantes, internet y por supuesto bebidas alcohólicas,

para que se dé una idea de lo que le hablo, dentro del barco una hora de internet cuesta 30

dólares (335 pesos), una cerveza cuesta entre 5 y 7 dólares dependiendo de la marca (entre

65 y 85 pesos), además de los suvenires que pueden variar, dependiendo si es un llavero o

una chamarra de algún equipo, o restaurantes a los que solo se va con reservación y el costo

dependerá del platillo, de ahí en fuera lo demás es gratis.

Se tiene un estricto control a la entrada, solo con la tarjeta que te dan a la hora del check in

puedes ingresar y la mayoría de los que están al servicio de los que navegan hablan inglés, español

y portugués, así que no se batalla para la comunicación.

El ambiente lo ponen los mexicanos

La mayoría de la tripulación del MSC Divina es mexicana o latina, en lo particular a mí me tocó

ver un grupo grande de guatemaltecos, alrededor de 200, pero de ahí en fuera la mayoría son

mexicanos, todos con la confianza de ver a México ganarle a Holanda.

Por lo pronto estamos por zarpar a Salvador de Bahía, así que luego les platico cómo pueden venir

a este lujoso barquito.

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