Cero y van tres. Jenni Rivera hizo público su divorcio del beisbolista Esteban Loaiza, solicitando discreción y respeto ante la separación “por situaciones irreconciliables entre ambas partes”.

En un comunicado, “La Diva de la banda” advirtió no hacer declaraciones y calificó la separación como “una enseñanza más”.

“No quiero hablar más del tema porque así lo decidí y así se lo pedí a Esteban, con lo que él estuvo de acuerdo… Para mí no es un fracaso, sino un paso más en mi vida, una experiencia que me deja la enseñanza para mejorar y salir adelante como siempre lo he hecho”, sostiene.

Sin embargo, la información desató especulaciones sobre la relación, que van desde alguna infidelidad de la cantante, hasta el título de “mantenido” para el pitcher mexicano.

Al contraer matrimonio con la llamada “Gran señora”, el 8 de septiembre de 2010, el tijuanense no jugaba y sólo tenía apariciones esporádicas en liga AAA. Su último contrato profesional fue en 2008 con las Medias Blancas de Chicago, por menos de un millón de dólares. En 2005 tuvo su mejor negociación, cuando llegó a los Atléticos de Oakland por 25 millones de dólares.

Desde que empezó su relación con Rivera, el tijuanense dejó de jugar y dedicó sus días a acompañar a su pareja en sus presentaciones.

Jenni Rivera es actualmente la exponente del regional mexicano más rentable, cobrando un millón de pesos, mínimo, por actuación en México, libre de impuestos. En Estados Unidos su cotización aumenta de 50 a 80 por ciento, gracias a que ha llenado el Staples Center, el Kodak Theatre y el Nokia Theater.

 

DESGRACIAS RENTABLES

Si hay una cantante que ha sabido capitalizar sus infortunios para enriquecer su carrera musical, esa no es más que Jenni Rivera.

La difícil vida personal de la llamada “Diva de la banda” empezó a los 15 años, cuando se embarazó de su primera hija, Janey, de su novio y primera pareja sentimental: Trinidad Marín Quintero, procesado en 2007 por abuso sexual en contra de su primogénita y la hermana menor de la cantante: Rosy.

Un año antes, cuando se hizo público el escándalo, la coach de “La Voz” tuvo su primer lleno en Gibson Amphitheatre de Los Ángeles, junto con un doble reconocimiento por más de 400 mil copias vendidas de su álbum Parrandera, rebelde y atrevida.

La historia de éxito artístico de “La gran señora” empieza con su segundo divorcio, esta vez de Juan López, padre de sus últimos hijos: Jenicka y Johnny. Ese año firma con Sony y lanza “Si quieres verme llorar” y “Reina de reinas”, álbumes con los que adquiere notoriedad en el género.

Videoescándalos, pleitos con sus fans y aprehensiones han rodeado su carrera, misma que presume 15 millones de discos vendidos y shows con más de 30 mil personas en México y Estados Unidos. El próximo concierto de la cantante es el 2 de noviembre en el Auditorio Nacional, foro que ha llenado en tres ocasiones.