La violencia se hizo presente en el graderío del Estadio Azul al término del partido entre Cruz Azul y Chivas, que acabó con la división de unidades tras el 1-1.

Los problemas se suscitaron en cuanto Fernando Guerrero sonó su silbato tras los 90 minutos, hecho que ocasionó que aficionados comenzaran a darse de golpes antes de que la policía interviniera.

Cuando los elementos de seguridad llegaron, los problemas se hicieron más grandes, pues hubo más gente que decidió meterse en el conflicto al ver que los empujones empezaban a asomarse a sus alrededores.

Al final, la policía detuvo a dos personas, las cuales pusieron resistencia, ocasionando que la trifulca continuara en las gradas del Estadio Azul.