Famosa fue la escena de Carlos Peña llorando cuando en realidad tenía que estar feliz. Al anunciar que dejaba al León y se iba a Chivas, el Gullit no pudo ocultar las lágrimas porque lo arrancaban de la ciudad donde floreció y en la que se quedaba su gran amigo, Luis Montes.

A partir de ahí empezó el declive de quien llegó a ser mundialista en Brasil 2014 y el que tuvo que regresar a su natal Ciudad Victoria para reencontrarse con el futbol.

“Le fincaron mala fama”, afirma sin dudar el presidente de Correcaminos, Miguel Mansur, para hablar de quien hoy es un imán de taquilla, pilar en el esquema del entrenador Roberto Hernández y hasta ejemplo fuera de la cancha, según el directivo, pese a los problemas de alcoholismo que sufrió el jugador.

Desde que regresó de Polonia, el mediocampista fue buscado por Correcaminos de Tamaulipas como refuerzo y al igual que el resto de la plantilla firmó un contrato en el que se incluye una cláusula de rescisión en caso de problemas fuera de la cancha.

Pero atrás parecen haber quedado los problemas con el alcohol que le costaron salir de equipos como Cruz Azul, pues actualmente su equipo es sublíder en el Ascenso MX, con Peña como titular en 4 de los 6 partidos del torneo. “Es un chavo al que el dicen el ‘chavo banda‘ porque a todos les dice ‘qué onda banda’.

Es un chavo risueño, propositivo, se me hace que le fincaron mala imagen. A veces te manchan la imagen y batallas”, contó Mansur.

EL PEREGRINAR TERMINÓ EN CASA

Peña nació en Ciudad Victoria y se formó en la cantera del Pachuca, que lo envió al León, donde consiguió el ascenso n 2012.

Su salida a Chivas y su paso por el Rangers escocés, Cruz Azul y Necaxa fueron un fiasco, igual que su breve estadía en el GKS Tychy el año pasado.

“‘Vienes a dar tu esfuerzo, tu imagen y estás en tu ciudad, aquí no te podrás esconder’, le dije. ‘No, no presidente usted va a ver cómo me voy a comportar y lo que voy a hacer bajo mi propio esfuerzo’”, recordó Mansur en entrevista telefónica con Mediotiempo.

El directivo asegura que la gran mayoría de los 26 mil aficionados que han acudido a los partidos del Corre en casa han llegado a vitorear al Gullit, quien tiene cerca a su familia, al grado que sus padres a veces lo visitan en los entrenamientos.

“Le empiezan a gritar en Victoria ‘¡Gullit’, ‘Gullit!’, digo, no falta alguna persona que insulta, que lamentablemente existen, pero la afición en Ciudad Victoria lo trata muy bien”, agregó.

El Gullit no tuvo ningún trato especial a su llegada al club, pues según Mansur la cláusula disciplinaria que le hicieron firmar es para todos los jugadores.

“Esa cláusula la dejamos ahí para todos, no creas que por una persona”, relató. “Hemos tenido jugadores que han sido fiesteros o generan problemas con los vecinos, entonces sí buscamos una estrategia para que supieran a qué se atenían”.