La fiesta estaba preparada, el lleno lo sentenciaba o al menos eso era lo que se creía.

Dorados ya había estado en la cancha del Marte R. Gómez, donde historia hay mucha, el “chaman” del toqueteo era la segunda vez que la visitaba con el equipo de Dorados, solo que estaba vez se jugaban algo más que 3 puntos.

El ambiente era de fiesta, la Legión Plebe cantaba, la orquesta tocaba sopa de caracol y la afición había abarrotado el estadio, ingredientes perfectos para una noche de Hallowen.

El partido inicio y los de la “Fuerza” Naranja mostraban serios problemas para hacerse del balón, pero esto no inquietaba, ya que todos sentían la Copa como suya.

A lo alto en el palco de honor encapuchada se encontraba, esperando a ser levantada, la Copa desconocida.

Minuto 4, el marcador se abrió, Lorenzo Ramírez hacía el primero de la noche que ponía nerviosismo en el graderío, aunque este equipo había acostumbrado a el dramatismo final, lo que no aseguraba una derrota.

Pasaron los minutos y los Naranjas se acercaban al arco, siendo en el minuto 42, cuando en un centro que Eder Pacheco estaba por rematar, habría una mano del jugador Mario Osuna, que el de “negro” Baruch Castellanos no dudaría en marcar. Rodolfo Espinoza fue el cobrador y con una seguridad metió el del empate, estalló el estadio 1-1.

Se engrandecía el equipo y “Nico” Saucedo, habilidoso, se encargó de ponerle un balón a Roberto Nurse, que marcaba lo que en la historia parecía escrito.

El tiempo volaba y los Dorados iban bajando la cabeza conforme los minutos corrían, su hombre de experiencia Cuauhtémoc Blanco pedía calma y el portero Alfredo Frausto se las mentaba al abanderado; Correcaminos estuvo cerca de uno más y después poco a poco fue cediendo el terreno, la afición silbaba.

Con “trazos largos precisos”, Dorados llegaba a línea final buscando una bola en área enemiga, el “ave de las tempestades” recibió una falta en medio campo y con esto uno de los últimos balones al área, se iba a tiro de esquina.

Alfredo Frausto vio su oportunidad y se lanzó dejando el arco solo, 90+1, como de película de “gringa” conecto el portero, pasando la redonda entre el mar de piernas Naranjas… ¡gol!

Se empató el juego, todos los fotógrafos y aficionados a la portería que había dado 2 victorias en el mismo torneo, el arco de sol sur vio como uno a uno pasaban, llegó Rodolfo Espinoza, era uno seguro, ya lo había hecho una vez, disparo… al igual que Nicolás Olivera en partidos anteriores lo voló.

Le avisaban a Frausto que le tocaba y sin temor se acercó al árbitro, tomó el balón y rompió lo que parecía una “Noche de Terror”… y sin más palabras, Dorados es Campeón.