Ciudad Victoria.- Quince minutos antes de iniciar el partido, un movimiento poco usual se generó en la entrada principal del Estadio Marte R. Gómez, el Gobernador del Estado Francisco García Cabeza de Vaca llegó acompañado de su esposa Mariana Gómez, ambos portando la playera, su esposa con esa vistosa azul que regresó el color original al equipo que la afición tanto añoraba, ese que le dio a Correcaminos un ascenso y que se menciona en el himno oficial.
Pronto los flashes de las cámaras de los medios de comunicación iluminaron el paso del mandatario mientras se aproximaba a la entrada principal; a su paso, los aficionados sorprendidos por su llegada aprovecharon para pedirle la “selfie” y fotografías a las que Cabeza de Vaca accedió, siempre con una sonrisa y sencillez que hasta ahora lo han caracterizado.
“Una selfie Señor Gobernador” -le pedían los aficionados-, “Claro, como no”, respondía.
Mientras avanzaba se acercaron otros más a preguntarle su pronóstico.
“¿Cuánto queda el “Corre” Gobernador?”… “pues yo creo que un 2-0 a favor”, respondió sin hesitar.
A su ingreso al coloso de la avenida Carrera Torres, se topó con los saludos de quienes ya se encontraban en el interior del estadio.
Y para más sorpresas, no se dirigió al palco de honor en donde normalmente los invitados especiales observan los partidos, el decidió disfrutar del encuentro como un aficionado más, en las gradas de la zona sur.
A su lado, su esposa Mariana, el director administrativo del equipo Miguel Manzur, el Director del INDE Carlos Fernández y el presidente de Correcaminos, Rafael Flores, quién ahí le entregó dos playeras del equipo con su nombre en el dorsal.
Ya instalado en las butacas, concedió entrevistas a los medios de comunicación que en todo momento siguieron sus acciones y hasta enlaces en vivo para saludar a los Tamaulipecos.
Sonó el silbatazo inicial y se mantuvo atento al duelo, pendiente del accionar del equipo, comentaba con quienes lo acompañaban, se movía en su asiento, se re acomodaba.
El reloj marcó el minuto 28 de juego, cuando con un cabezazo de Julio Atilano, Correcaminos se adelantó en el marcador y ahí él reaccionó, como todo buen aficionado, se puso de pie, levantó los brazos, aplaudió y chocó sus manos con su esposa y allegados.
Llegó la mitad del cotejo y aprovechó para bajar al pasillo de plateas, estirar un poco las piernas y convivir de nueva cuenta con los aficionados.
Niños, jóvenes, grupos de amigos, señoras y hasta el “Corre Fan”, pidieron la foto con el mandatario.
De ahí fue por las tradicionales papas de “Don Adrián”, platicó con él, al tiempo que aderezaba sus papas con el sabor de la salsa picante, el limón y la sal.
Volvió la actividad al terreno de juego y apenas a los cinco minutos de reanudado el partido, Ever Guzmán aprovechó un buen pase de Armando Pulido y de nueva cuenta la grada gritó gol.
Él también se alegró en la tribuna, estaba ahí disfrutando del deporte de los once caballeros y un balón, pues en repetidas ocasiones ha platicado su historia de vida ligada al futbol y se define como apasionado de la pelota redonda.
Cinco minutos más tarde Cristian Ivanobski, con un zapatazo izquierdo hizo el primero para los visitantes, y ahí se rompía marcador.
También lo sufrió, lamentó el gol, pero continuó atento.
Al minuto 66, vino Othoniel Arce que empató los números en el marcador y fue inevitable que lamentará el gol, apretó las manos en señal de apoyo y confianza en que el marcador volviera a ser de los azul-naranja, volvió atento al partido.
En la recta final del cotejo, al minuto 79, llega la fortuna para Correcaminos, Néstor Olguín le pega al balón describiendo una gran noche, Sergio Arias no pudo detener el disparo, fue el 3-2, en la zona sur de plateas, ahí donde se encontraba la máxima autoridad del Estado, se explotó en alegría, aplausos y satisfacción, al igual que en el resto del inmueble.
Se levantó de su asiento de nueva cuenta para festejar no solo el gol, si no el marcador que no fue el que predijo pero si una victoria importante para el equipo.
Correcaminos tuvo una grada imponente, presente en cada minuto del partido, un soporte cuando el marcador se vino encima, un empuje con cada “Correcaminos, Correcaminos” que resonaba en la tribuna, una grada en la que el Gobernador del Estado también gritó, apoyó, festejó, disfrutó y vivió cada minuto del que llaman simplemente futbol.

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