Incremento de franquicias de Primera División… y CINCO años sin descenso. Franquicias en barata para abaratar a nuestro futbol y proteger a quienes “arriesgan” su dinero al entrarle a lo que en realidad suele ser -bien manejado- un negocio muy lucrativo.

Por más que varios de los dueños del balón pretendan exhibirse como damas de la caridad, como grandes benefactores de la sociedad al brindarle desinteresadamente un espacio deportivo para el entretenimiento, son pingües y no siempre tangibles los beneficios que reciben o podrían recibir al entrarle al futbol.

Por supuesto que hay empresarios dispuestos; no como para llegar a 20 buenas plazas, sino a 30. Incluso con un dueño distinto para cada equipo, para evitar que todo termine en ese nocivo “club de amigos” de seis o siete que manejen a su antojo el negocio con su característica visión centavera por encima de la futbolística.

Además de los 18 equipos que actualmente compiten en Primera División, hay otros que debidamente reforzados podrían hacerlo sin problema alguno:

– El legendario Atlante, a punto de regresar aprovechando una de las franquicias que serán ofrecidas.

– Los Alebrijes de Oaxaca, que tienen medio boleto en sus aspiraciones de ascender de preferencia por la mejor vía posible, la de la cancha.

– Los Correcaminos de Ciudad Victoria, que cuentan con legítimas aspiraciones de ascender por cualquiera de las dos vías.

– Los Cafetaleros de Chiapas, a quienes en 2018 no se les permitió ascender a pesar de habérselo ganado en la cancha.

– Los Mineros de Zacatecas, los Leones Negros de la UdeG, los Venados de Mérida, el Zacatepec, también candidatos al “ascenso en la cancha o en la mesa”.

Por no hablar del Tampico Madero y los Dorados de Culiacán, si no le abonaran al ya de por sí lamentable asunto de la multipropiedad. O de revivir plazas como la de Veracruz o la de Irapuato.

Si quisieran más equipos en ambas divisiones, sobrarían empresarios que se animarían si se les ofrecieran condiciones más propicias.

Y si lo que pretendieran fuera elevar el nivel futbolístico y de competencia, el camino sería muy sencillo:

Fortalecer la Liga de Ascenso y mantener un descenso por año (del peor equipo de la Primera División, sin tablita de cocientes ni similares), y un ascenso del mejor de “los de abajo” en esa temporada.

Y con la posibilidad de otro “sube y baja” si el segundo de la Liga de Ascenso doblega al penúltimo del máximo circuito en un doble enfrentamiento, con el partido de vuelta en la cancha del equipo de la división inferior.

O incluso establecer dos ascensos y dos descensos directos por año, con la posibilidad de un tercero.

Sea como fuere, mantener el descenso en aras de mejorar el rendimiento de varios equipos, y no erradicarlo para seguir solapándoles y promoviéndoles su tradicional mediocridad que ni a eso llega.

Descenso doble para elevar el nivel, en lugar de suprimirlo para seguir empeorando.

Se vale soñar.