Es bien sabido que los aficionados del futbol, al momento de pagar un boleto, tienen la oportunidad de gritar, alentar y de hasta reclamar si el espectáculo que están viendo no es de su agrado. Pero aquí pueden existir diferentes vertientes, ¿Grito para distraerme?, ¿Grito para divertirme? O  ¿Grito para ofender?

Nuestra cultura mexicana, es una cultura que hasta a lo más inesperado hace broma o juego de todo; y no digo que insultar está bien, pero tenemos la mala costumbre de agredir, molestar y hasta maldecir por diversión.

En el fútbol  es igual, ¿Quién no creció escuchando insultos hacia el equipo rival?, los que tenemos una vida en este deporte, hemos escuchado (y hasta hemos sido participes en algún momento) de cualquier tipo de grito en forma de broma, y a veces hasta denigrante para los jugadores, pero creo también, estamos conscientes de que lo que pasa en el terreno de juego no tiene por qué rebasar sus límites. Somos rivales dentro de la cancha, pero afuera somos personas normales, comunes.

La campaña lanzada en días pasados por parte de la selección mexicana de fútbol, me parece una campaña correcta y de admirar para un seleccionado nacional, pero ¿Quién les dijo que el grito característico de cada despeje del portero es utilizado de forma homofóbica?

Si bien, se han tenido críticas hacia esta forma de expresión por parte de los aficionados y a pesar de ser algo característico ya del fútbol mexicano, existen ciertas personas o ciertos equipos y selecciones que se sienten denigrados por este tipo de expresiones populares… ¿Pero que en sus estadios su afición no agrede con gritos a los rivales?, ¿Que no denigran a las mujeres que llegan a ir por cuestiones laborales?, ¿Todos somos inocentes? No digo que este grito que tanto se está “satanizando” este bien, pero creo que todos hemos escuchado insultos o calificativos más bajos hacía los jugadores de fútbol.

Lo que se vio anoche era algo que se veía venir desde el momento en que trataron de prohibir este grito, pero a un mexicano le dices que no haga algo y aun así lo hará, no lo aplaudo, y por ese afán “fregativo” que lo caracteriza, lo hará como utilizando psicología inversa.

Mi intención tampoco es crear una campaña a favor de la libertad de expresión, pero a un estadio de fútbol ¿el aficionado va a divertirse o no?

Si hace un año me hubiera tocado escribir sobre este tema, diría que los que dirigen el fútbol e hicieron esta campaña estaban mal, que eso no se hace y que la afición siempre tiene la última palabra… Y en efecto, la afición tiene la última palabra y el fútbol vive por ellos, pero también, poco a poco y por experiencia he comprendido que la imagen de un equipo y aún más, de un representativo nacional es importante y que tienes que trabajar para que las cosas salgan de la forma correcta.

Este grito característico ya de los mexicanos por varias copas del mundo, no es nada, ya que como lo había mencionado previamente, la mayoría de los mexicanos no damos un grito homofóbico. Lo que sí, es que como aficionados debemos regular los tipos de insultos o expresiones, evitar todo tipo de insulto racista o de insulto denigrante para los futbolistas, árbitros y toda persona que participe en el fútbol; no olvidemos que, para empezar, somos seres humanos y merecemos respeto y también, cada persona que participe en el fútbol merece respeto, porque bien o mal, está ejerciendo un oficio y llevando a cabo un trabajo como cualquier otra persona.

 

“¿Qué es la libertad de expresión?… Sin la libertad de ofender, aquella deja de existir”,

Salman Rushdie