Correcaminos dice adiós a esta temporada de una forma que nadie quisiera despedirse, menos en esta época en donde se viene diciembre y su poco presupuesto, se va en la penúltima posición de la tabla, sin calificar y en peligro de no participar en el Torneo de Copa Mx, además con un estadio prácticamente vacío, gris, y callado.

La realidad es que fue un torneo del que poco, muy poco, queda por rescatar, más bien fue un torneo en donde se vivió mucho de que aprender y mucho que olvidar.

Los jugadores lo tomarán para tener presente la caída y levantarse el próximo. Aunque usted no lo crea, hay elementos a los que les pesa esta situación, creo que si yo fuera futbolista, jamás me gustaría estar en un equipo que no pueda siquiera calificar, en donde apenas se ganaron tres veces y se perdieron ocho en un estadio sin cantos y porras, jugando ante una grada ausente.

Todos nos hemos dado cuenta del mal funcionamiento del equipo. Las cosas definitivamente no han salido como se esperaba.

No todo recae en la nueva directiva, eso sí lo tengo claro, pues tomaron las riendas del equipo en un proceso bastante difícil.

Una transición, siempre es complicada, asumir la responsabilidad de que el barco no se hunda cuando tiene muchos años con grietas, fugas, con malos capitanes y mala tripulación, además del mar picado en el que navegan.

Hoy más que análisis de lo bueno y malo se tienen que tomar decisiones que hagan avanzar el barco. Tapar esas fugas y cambiar desde el capitán hasta seleccionar los marineros. Dejar aquellos que tengan el anhelo de trabajar por lo único que necesita Correcaminos, ascender.

Sé que la directiva considera la continuidad de Treviño, sin embargo, para mí un director técnico que no asume sus errores, que no fue él el que se equivocó si no sus jugadores, desde ahí discúlpeme usted lector, debería retirarse.

Que si los jugadores veteranos no dieron lo que se necesitaba, que no aportaron la experiencia requerida, que si los jóvenes son muy jóvenes, que si los de mediana edad no le salen las cosas, si asumes la responsabilidad de ser el estratega, asumes que tú los colocaste donde tu elegiste.

Jugadores incómodos con su director técnico, jugadores incómodos en la cancha.

Otro punto importante es la afición, esa que arropa su equipo, la que lo alienta, la que le grita y le canta, esa que lo apoya, la afición que lo ama y que por lo mismo exige.

Ésa que el día de hoy no está y la que está mis respetos por permanecer.
Pero es claro que hace falta mucho amor a la camiseta y no solo de los jugadores como la mayoría de los aficionados comenta, sino también de la gente a su equipo.

No sé en si la razón por la que Ciudad Victoria no acude a ver fútbol.

¿Ya se nos acabó el gusto por este hermoso deporte? Porque más allá de que gane o vaya mal, es fútbol y tenemos la fortuna de que exista un estadio en donde, si no es primera división, si lo es ascenso, una instancia donde se ve una buena competencia.

¿Ya no nos alienta? Ya no nos llama la atención ir a sentarnos en una grada y disfrutar del buen ambiente que a pesar de la derrota nosotros mismos creamos en la tribuna, desde el grito al portero rival, hasta los cumplidos a los árbitros abanderados y qué decir del central.

Entiendo que me va a responder; que a qué vamos si el equipo no juega a nada, si el equipo no da una. Pues creo que cada quien su parte y así quizá las cosas funcionen mejor. Ojalá.